New start

Cada que —arbitrariamente— se inicia un nuevo año la gente se fija metas, los llamados propósitos. Que si bajar de peso, conseguir una mejor chamba, entrar al gimnasio, llegarle a la chica de tus sueños, comer mejor, ser un buen hijo, etc., etc. Entiendo porque todos ven el incipiente año como un buen pretexto para volver a comenzar pero, ¿qué no tienen la fuerza de voluntad, o simplemente las ganas de hacerlo en cualquier otra fecha?

Es muy fácil desmarcarse de la necesidad de cambiar postergando las cosas, pero cuando alguien quiere modificar algo no necesita de una fecha en especifico para tener un nuevo comienzo.

En lo personal, nunca hago propósitos de año nuevo; cuando quiero cambiar algo, simplemente me levanto y lo hago, así, sin mayor preámbulo o juramentos innecesarios. Esta es una de las bendiciones de mi carácter impulsivo y constante neurosis que no me permite estar bien con las cosas que me molestan.


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La escuela vuelve a comenzar y estaré en —lo que parece ser— el semestre más pesado de toda mi vida escolar. Nunca me he comprometido al cien con la escuela, nunca. Me la he pasado navegando, como dicen los sabios: haciendo fama y echándome a dormir viviendo en la mediocridad que nuestro sistema educativo acepta, premia y fomenta. Porque haciendo solamente un poco más que los demás sobresales, no te presionan, no te exigen ahhhhh.

Tal vez tampoco me he esforzado porque me da miedo conocer mis limites, pero creo que es suficiente. Soy lo suficientemente maduro —creo— para enfrentar mi techo y hacerlo cada vez más alto. ¡no más medianías!... bueno, solo por hoy...


Por lo pronto empezaré a llenarme de actividades (claro que sin descuidar la escuela) mientras mis padres me apoyen y aguanten.