
Hasta hace poco, el término “desigualdad social” no provocaba reacción alguna en este sector de la población, veníamos de un pequeño auge económico que se gesto en los albores del presente siglo. Pero a medida que la suma de distintos factores han trastocado directamente a sus intereses, los clasemedieros comienzan a alzar la voz de una forma desorganizada, pero cada vez más sonora.
Lo que para Maquiavelo y Aristoteles era el estado perfecto de la población, una clase media que se adaptara a las condiciones sociales en el que se cimentara la cohesión social ha ido en decremento.
Ellos no saben si es la administración local o federal. No saben si miles de trabajadores se quedaron sin empleo tras la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), saben que no podrán hacer sus tareas y no verán el partido de fútbol. No saben de políticas anticíclicas o crisis económica mundial, saben que ahora tienen que planear unas vacaciones más austeras y que no cambiarán el coche como tenían planeado.
Diversos analistas señalan que cada vez se gesta una brecha mayor entre los sectores de la población, por tanto, es menos frecuente la movilidad social.
Por otra parte, el martes pasado (16 de marzo) diversas asociaciones civiles, estudiantes, trabajadores y ex empleados de LyFC convocaron a una huelga nacional —simbólica— , donde casi fue imperceptible la suma de éste sector de la población. Donde, los de siempre, fueron los mismos que se manifestaron en contra de la oligarquía a la que todavía muchos quieren ingresar.
Imagen: Sociología para novatos