Historia de bronce y falacias simbólicas

No es particular ni exclusivo de nuestra cultura hacer construcciones sociales mitificando hechos o personas, sobre todo en lo concerniente a los acontecimientos históricos. Es un común denominador en la “forma” de contar la historia por parte de algún grupo de poder, exaltando o soslayando hechos que justifiquen o realcen características específicas de un momento de la historia.


Esto no es ajeno a nadie, mucho menos en nuestra historia oficial. Que se encuentra plagada de “héroes, personajes irreales, momentos adversos, gestas heroicas, legados ancestrales... etc.”.1 El carácter mágico-religioso con el que se nos ha “enseñado” nuestra historia, convirtiéndola en un dogma, (seguido a conveniencia) provoca que quien ose sugerir algún aspecto que se aleje de la norma, sea lapidado por todos aquellos que “sí son mexicanos”.


Y es que nos han enseñado a aprender, y no aprehender. Por lo general vemos las cosas de una forma maniqueísta, donde hay buenos y malos. Tenemos idealizado al padre de la patria sin concebir que haya cometido atrocidades como la toma de la alhóndiga de Granaditas, porque no es posible que Benito Juárez haya sido un ávido amante del poder, ¿verdad?


Es precisamente ahí donde radica la grandeza de la obra de Ibargünetoitia2, en presentarnos una novela histórica (con un gran sustento) que deja de lado esos personajes emblemáticos, tan arraigados por el constante condicionamiento al que somos sometidos desde las tres esferas de educación: la familia, la escuela y la televisión.


Dejar de lado todas las cargas ideológicas a las que son sometidos hechos y personajes, ubicándolas en su contexto, nos ayuda a entender en una dimensión más amplia el por qué sucedieron pasajes como la guerra de independencia.


Entiendo el argumento de que la “consciencia nacional” es necesaria para la cohesión social... lo entiendo. Pero no justifico la homogenización de una historia maniqueísta que no es crítica, creadora de chovinismos baratos y retrogradas.

1Léase con un dejo de ironía

2Amén de su exquisita sátira y prosa ágil

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