Nos encontramos inmersos en una época donde el libre mercado es lo imperante en nuestra realidad, el cenit que se vive dentro de esté contexto de ultra-liberalismo hace que cualquier objeto se convierta en mercancía. Y como tal debe ser vendida.
Las noticias no han estado exentas de esta práctica. Si bien, en algún momento se decía que la información era poder... hoy se lucra no sólo con la información per se, sino también como un medio más de dominio y control sobre el espectador pasivo que ingenuamente cree estar informándose a través de sus “amigos los periodistas”.
A raíz de la llegada de las nuevas tecnologías, y con el auge del periodismo ciudadano, se ha suscitado un hecho complejo tanto como proceso, como por su fenómeno: la inmediatez de la información. Ahora los sucesos son globales, y como tal, la información esta supeditada a la difusión de los hechos en el menor tiempo posible. Grandes agencias de “comunicación” se baten a duelo en una lucha sin cuartel en busca de “la nota”.
Existe una transformación gradual en la forma de valorar las noticias, esto nos ha llevado a sólo apreciarlas gráficamente. En primera instancia fue la fotografía la que se volvió imprescindible a la hora de concebir una nota que generara impacto, pero ahora con la rápida implantación de la multimedia y el auge del video, éste remplazará casi completamente a la imagen estática como medio inmediato de transmisión de la información
Grandes emporios de la televisión (por ejemplo CNN) con presencia mundial constituyen el segundo poder real en esté nuevo contexto mundial, —el primero es el dinero—; es por eso que el otrora cuarto poder es una pieza clave al momento de decidir el rumbo de muchos destinos. El periodista como ente singular pasa a ser un mero peón en el juego.
Es por eso que la ética dentro de la comunicación cobra una nueva dimensión. Si bien es cierto que la gran mayoría de los periodistas pertenecen a organizaciones que responden a ciertos intereses, debemos ser capaces de discernir y estar conscientes del sesgo informativo que se nos busca implantar como receptores. Sólo con una participación activa, consciente, crítica se puede llegar a una verdadera información.
Porque ahora no existe una censura como tal, no, eso es arcaico, lo de hoy es la sobre-información... La censura solamente podría funcionar en algunas dictaduras, empero con esta “libertad” predicada por el régimen económico mundial no se puede prohibir “el libre flujo de información”. Claro que puedes optar por ser un freedom fighter y tratar de mantener tu ética en pie, como se ha mencionado, este es un sistema de “libertad”. Tienes la libertad de morir de hambre, al momento de no aceptar los lineamientos que se te establecen.
Las noticias no han estado exentas de esta práctica. Si bien, en algún momento se decía que la información era poder... hoy se lucra no sólo con la información per se, sino también como un medio más de dominio y control sobre el espectador pasivo que ingenuamente cree estar informándose a través de sus “amigos los periodistas”.
A raíz de la llegada de las nuevas tecnologías, y con el auge del periodismo ciudadano, se ha suscitado un hecho complejo tanto como proceso, como por su fenómeno: la inmediatez de la información. Ahora los sucesos son globales, y como tal, la información esta supeditada a la difusión de los hechos en el menor tiempo posible. Grandes agencias de “comunicación” se baten a duelo en una lucha sin cuartel en busca de “la nota”.
Existe una transformación gradual en la forma de valorar las noticias, esto nos ha llevado a sólo apreciarlas gráficamente. En primera instancia fue la fotografía la que se volvió imprescindible a la hora de concebir una nota que generara impacto, pero ahora con la rápida implantación de la multimedia y el auge del video, éste remplazará casi completamente a la imagen estática como medio inmediato de transmisión de la información
Grandes emporios de la televisión (por ejemplo CNN) con presencia mundial constituyen el segundo poder real en esté nuevo contexto mundial, —el primero es el dinero—; es por eso que el otrora cuarto poder es una pieza clave al momento de decidir el rumbo de muchos destinos. El periodista como ente singular pasa a ser un mero peón en el juego.
Es por eso que la ética dentro de la comunicación cobra una nueva dimensión. Si bien es cierto que la gran mayoría de los periodistas pertenecen a organizaciones que responden a ciertos intereses, debemos ser capaces de discernir y estar conscientes del sesgo informativo que se nos busca implantar como receptores. Sólo con una participación activa, consciente, crítica se puede llegar a una verdadera información.
Porque ahora no existe una censura como tal, no, eso es arcaico, lo de hoy es la sobre-información... La censura solamente podría funcionar en algunas dictaduras, empero con esta “libertad” predicada por el régimen económico mundial no se puede prohibir “el libre flujo de información”. Claro que puedes optar por ser un freedom fighter y tratar de mantener tu ética en pie, como se ha mencionado, este es un sistema de “libertad”. Tienes la libertad de morir de hambre, al momento de no aceptar los lineamientos que se te establecen.
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